sábado, 27 de enero de 2007

¿ Otro puto blog ? ¿ Para qué ? ¿ Acaso no hay blogs suficientes ?

Y a vos que te importa. Si estás en esta página leyendo mi blog es porque estabas "googleando" (nótese la pronunciación chilena: "guglear") en busca de pornografía, mp3 o letras de canciones. Adivina qué: no hay nada de eso en esta página.

O mas bien, si hay mp3, en mi página original, www.robotgigante.cl, pero ese es el único link que voy a dar. ¿Para qué es este blog entonces? Bueno, para la misma hueá que cualquier otro blog. Para dármelas de lindo, de inteligente, de intelectual, de clever; para hacerme el choro, el librepensador, y el winner. Simplemente un automasaje erótico-narcisista para mi espíritu y para tener un espacio donde reclamar de las huevadas que me cargan.

Y que sea MI ESPACIO. Si quieren dejar opiniones, allá ustedes, pero en este puto espacio mando yo, así que si no me gusta algún comentario lo voy a borrar sin miramientos. Si no les gusta, ¡váyanse a la chucha y armen su propio blog! Hagan algo mas constructivo. Mastúrbense, armen modelos de avión, vayan a dejarle flores a la tumba de pinocho (¡ oh ! ¡ jo jo ! ¡ De verás que no tiene tumba ! Oh, ironía), saquen a pasear al perro, pero no me hueveen a mí.

Y la URL del blog ? http://disgustado.blogspot.com . El nombre lo dice todo. ¿Quieren florecitas, pitufos y Hello Kitty? Váyanse a mariconear por myspace entonces. No aquí.

Los tarados de la 4 x 4.


Hace poco me tocó viajar de Santiago a La Serena ida y vuelta en mi pequeño Corsa de un litro. No es la maravilla de auto, pero alcanza tranquilamente los 150 kilómetros por hora (en sentido horizontal, no necesariamente cayendo desde mil metros de altura, así que no se hagan los graciositos). El camino está espectacular (lleno de peajes la hueá), La Serena es la raja (mejor que Santiago al menos) y el manejar por cinco horas seguidas le pone a uno en un cierto estado de trance, un je-ne-sais-quois (no tengo idea si está bien escrito) que hace que el ánimo le mejore a uno, tienda a ver las cosas de otro color, mejor talante por así decirlo. El paisaje era agradable, y el aire limpio (no esa jarabe apestoso que respiramos habitualmente en Santiago), de manera de que todo era bueno, y vio Jehová que era bueno y hubo gran regocijo.

El punto es que me fui relajadamente a 120 kilómetros por hora (lo máximo permitido en esa carretera y lo bastante seguro como para no demorarme mucho ni sacarme la chucha en las curvas), pero poco duró mi alegría puesto que en el momento en que se me ocurrió adelantar un camión inmediatamente se plantó detrás mio un Todoterreno, prendiendo las luces y tocando la bocina como si el chofer tuviera que llegar rápido a apagar un incendio mientras daba a luz por el camino.

Para los que no ubican mucho este tipo de vehículos, un todoterreno (o SUV en inglés, que significa Succionador de Ubres de Viejas) es una especie de jeep, pero gigante. La hueá tiene un motor de dos litros para arriba (habitualmente tres), pesa mas de una tonelada y media (habitualmente mas de dos), sufre de tracción en las cuatro ruedas, chupa combustible como futbolista en topless y generalmente son manejadas por algún idiota descerebrado que se siente el rey del mundo en su vehículo de dos metros de altura.

No vayan a pensar que esto es el fruto de la envidia, ¡Oh no!, au contraire, mes amies. ¿Cómo se les ocurre que voy yo a envidiar a alguien que tiene tanta plata como para comprarse un auto que vale quince millones de pesos -es decir, lo que vale una casa en regiones, o puesto de otra forma, lo que un empleado con el sueldo minimo tardaría 103 meses en pagar, suponiendo que el pobre hueón ni comiese ni tuviera que pagar agua, luz ni gas durante todo ese periodo- ?

No, por supuesto que no, como voy a envidiar a alguien que se compra un todoterreno para si mismo y otro para la señora para que vaya a dejar a los niños a karate, a sus prácticas de soccer (por no decirle fútbol como hace la gente normal). Noooooooo, no señor. La hueá que me saca de mis casillas es que me echen el auto encima.

Está bien: puedo entender que los pelotudos que manejan este tipo de vehículos los compran "por seguridad" - obvio, si tienes dos mil kilos de vehículo es seguro de que efectivamente vas a matar lo que se te ponga por delante; un peatón muerto no demanda-.

Puedo incluso entender que, como pasaba en mi hospital, una psicóloga de cincuenta kilos se desplace en un vehiculo de dos toneladas -ya sé, el Edipo, el complejo de inferioridad, la cacha de la espada y toda esa hueá-.

Puedo hasta entender que siendo el todoterreno un vehículo todoterreno, los huevones nunca lo saquen fuera del camino a hacer off-road. Claro, "la huevada será todo terreno pero se raya, puh hueón !". Eso lo puedo entender.

Lo que no tolero, y lo que me saca de mis casillas, y me motiva a rayarles con una cortapluma los costados cada vez que veo estacionada una de estas tonteras, es que manejen como si el camino fuera propio. Para que entiendan los imbéciles: ustedes se compraron un auto, no la carretera. Si voy yo manejando a la velocidad legal, no tengo por que aguantar que un maricón subido arriba de un tanque amenace con pasarme por encima. De la misma forma que yo no le puedo echar mi auto encima a los ciclistas ni a los peatones, aunque ganas dan de vez en cuando.

Y generalizo, puesto que la situación no la viví una vez, sino varias, y me tocó presenciarlo también hacia los otros vehículos que iban delante mio. Desafío a cualquiera que viaje por tierra a la Serena a que cuenten el número de todoterrenos que van a cientosesenta por hora y más, y que apuesten plata a cuantos todoterrenos se les van a ir encima si es que osan pasarse a la pista izquierda.

En todo caso, siempre hay justicia.

El otro día me tocó ir al banco, y el estacionamiento, visible desde el interior, estaba lleno. Yo estacioné mi auto al costado de otro, fijándome en dejar el espacio suficiente para que el auto delante del mío pudiése salir retrocediendo sin problemas. Mientras esperaba ser atendido, vi claramente como un ahuevonado en un 4 x 4 entró al estacionamiento, dejó la hueá bloqueando el paso de mi auto y de varios otros vehículos y entró a hacer sus trámites. En eso, la señora que había estacionado delante mío miraba desconsoladamente alrededor del estacionamiento buscando al dueño de la 4 x 4 para poder sacar su Nissan. Al rato después entró ella, mirando hacia todas partes tratando de ver quien podía ser el dueño del todoterreno. Así que aproveche mi oportunidad y se lo señalé con el dedo: "Ese es el que estacionó detrás suyo". La señora me agradeció y partió a increpar al individuo en cuestión.

La cara del tipo fue la gran recompensa. Era una expresión de rabia de múltiples orígenes, un "como se atreven a acusarme", mezclado con un "como se atreven a pedirme que mueva mi auto", con una pizca de "porqué me interrumpen" y un leve toque de "no me queda otra que mover mi auto para que me dejen tranquilo". Ah, que placer. Que delicia verlo marchar de vuelta a su vehículo con la molestia marcada en el rostro. Y que bueno confirmar que bajándose del auto somos todos iguales. Bueno, algunos mas huevones que el resto, pero que se le va a hacer.